lunes, 11 de julio de 2011

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Me gusta el silencio en el aire. Un silencio blanco y lleno, cálido.

No soporto esa ausencia en los recuerdos, recordar los dos caminos de aquellos días, los mejores días, los recuerdos más hermosos y sin embargo con su vía de errores, donde no debiste estar, lo que dolió, lo que hoy duele.

Estar en silencio, pero responder, responder con ello no es problema. Lo que duele es que no haya respuesta. En una manera de decir, tú lo dices todo y sin palabras. Pero tú eres alegría, alegría blanca, y sin embargo no escribo de ti. Escribo de mi alegría en un color azul, ultramar.

Color ultramar, tan profundo y cerrado. Con gotas de melancolía por todo el tiempo que te llevas cargando en años y años de pasos de todo tipo y tan ocultos. Me gusta tu silencio, me gusta tu presencia. me gustan ambos caminos cuando sé que te puedo escuchar.

¿En qué momento me robé el blanco? Quizá fue mi vejez. Mi tranquilidad que no quiero dejar. Pero si un poco de Ultramar, ultramar siempre se siente.

No es como el rojo, que son los ruídos en la tranquilidad, que se toman para moverse en círculos.

El ultramar, es mi ultramar. Y mientras se mira hacia adentro, cuando uno gira para un espiral de "ideas locas", nunca te voy a querer dejar. Sin embargo es el miedo y la falta de respuestas que me ubican en... Tranquilidad, hoy. Hace unos pasos cercanos otro azul, no ultramar, hace otro tiempo un verde ,y un café presente al que no voy a mirar, falta de "pasión".

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