Parece que el tiempo no pasa, cuando uno vive entre orquideas.
Dificultades para relacionarse, sin embargo creo es la única manera en la cual el tiempo corre, esos segundos pasan en las conversaciones. No, no la única.
Tenía miedo de sentirme incomoda, hice lo posible para que no fuera un contacto dual, y lo fue. No estuvo mal. De hecho fue muy agradable. Ubicarme, eso pasó, me vi en un sitio, y en uno defendible.
La mayor parte del tiempo en las orquideas es muy despacio, exponerse cuesta grandes esfuerzos sin embargo cuando se toma una dirección favorable estar en orquideas es como vivir sin fortaleza. Es decir, no hay necesidad de un refugio.
Pero hoy vino el recuerdo de por qué refugiarse, cuando uno corre riesgos y se ve humillado, y... como diría mi amigo del cactus, caos. Si, viene a ser un doloroso desorden.
Es díficil no aceptar, yo escuchaba hace unos días que no podemos cambiar, sólo controlarnos. No sé, yo creo que hay que dentro de un tiempo hay cambios, adaptaciones.
Verse al espejo carece de importancia cuando uno sabe lo que encontrará. Un espejo debe emplearse dentro de este espacio muy de vez en cuando, quizá a diario de forma de ojeada. No más. Un poco es suficiente, ya es demasiado pasar todo el tiempo consigo mismo como para tener que mirarse, claro de forma externa, me estoy perdiendo en una madeja desconocida en este instante con lo del espejo. Lo único que puedo decir es que un espejo puede complicar el camino cuando uno ve cosas exteriores y vive demasiado a la introspectiva.
Quizá vivir en el exterior es la parte díficl, por ello del desconocerse con agonía.
Mi mente andaba en otro lado cuando iba a escribir hoy, y terminé con... espejos???
